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"LA SERENA, PAISAJE CULTURAL, DEBE SER UN PROYECTO CONSTRUIDO POR Y PARA LA CIUDADANÍA de la comarca"

El quintanense Manuel León habla sobre las razones por la que nuestro territorio ostenta a dicha denominación

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En las últimas semanas se está hablando de La Serena como “paisaje cultural”, proyecto financiado por Diputación de Badajoz en estas dos primeras fases. Este plan surge a iniciativa del CEDER “La Serena” durante el proceso de elaboración de la Estrategia de Desarrollo Local Participativo 2014-2020, y puesto que se trata de una estrategia de desarrollo territorial, en el plan participan de manera activa la Mancomunidad de Municipios de la Serena y la Mancomunidad de Municipios de La Serena-Vegas Altas, cuenta además con la participación de la Junta de Extremadura. Pero qué entendemos por “paisaje cultural”, a fin de cuentas es la base territorial de la comarca la que explica y justifica este plan que inicia ahora su recorrido.

Podemos definir “paisaje cultural” como el modelado del medio producido por la interacción del hombre con este, a través de aprovechamientos económicos de diversa índole tales como los agropecuarios, mineros o de ordenación territorial, configurados a través de un largo recorrido histórico, como elementos generadores del paisaje actual, que bien mirado se puede afirmar con rotundidad que cuenta con una personalidad propia, singular y muy diferenciada de los territorios vecinos, esa es la clave de La Serena como comarca.

Recorrido que se inicia en pleno neolítico, allá por el IV milenio antes de Cristo y que ha mantenido y sigue manteniendo una intervención humana constante sobre el medio porque ciertamente el paisaje está en continua evolución, más o menos acelerada en función de determinadas épocas y casi siempre de manera sostenible.

Si hay que recoger, aunque sea de manera somera, los hitos de referencia y puntos de inflexión en esta evolución paisajística, habría que retrotraerse a la denominada revolución neolítica del IV milenio antes de Cristo, llevando a un proceso de sedentarización de las poblaciones y la aparición de nuevos usos agropecuarios acompañados de una nueva organización social que incide directamente en la transformación del medio natural para proveerse de alimentos. Ya en pleno periodo tartésico (S. VI-IV antes de Cristo) representados en la comarca por yacimientos tan importantes como son Cancho Roano (Zalamea de la Serena) o La Mata (Campanario) empiezan a concretarse los espacios de dehesas que conforman buena parte la comarca.

En periodo romano las extracciones mineras y fundición de mineral inician los procesos de desforestación de la actual zona estepárica, a la vez que procede a una organización territorial acorde a las vías de comunicación y a los tratados agronómicos romanos. Es en el Medievo, a partir de la segunda mitad del siglo XIII cuando se empieza a dotar de personalidad histórica a La Serena con su pertenencia hasta el siglo XIX a la Orden Militar de Alcántara y se fomentan determinados usos de aprovechamientos ganaderos, especialmente ovino y todo lo que esto ha conllevado, tales como vías pecuarias, para la concreción del paisaje actual, sin olvidarnos de los procesos de mecanización del siglo XX centrado en los aprovechamientos agropecuarios y mineros, así como la aparición de nuevas infraestructuras como las presas y sus correspondientes embalses.

Todo esto ha configurado a la comarca de La Serena como un paisaje cultural claramente definido por sus valores históricos, geográficos, etnográficos, económicos, a los cuales se pueden añadir los gastronómicos, todo ello traducido en muchos casos en la concreción de determinados lugares de memoria convertidos en elementos simbólicos y patrimoniales de la comunidad, todo ello como hilo conductor que nos lleva a nuestros orígenes.

La pregunta que nos podemos hacer es qué puede aportar este paisaje cultural a La Serena. Ciertamente es un elemento común y unificador de la comarca, con suficiente fuerza y personalidad para ser transformado en un elemento estructurante a la vez que cohesionador del territorio, entendido como una apuesta de futuro y una herramienta de desarrollo a la vez que una marca de referencia asociada a los estándares de calidad que ya de por sí emana la comarca. Todo ello con capacidad de intervenir en el territorio y el correspondiente aprovechamiento de recursos y potencialidades que incida en la calidad de vida de sus gentes.

Es por tanto un proyecto que debe ser construido por y para la ciudadanía de La Serena, la cual debe ser copartícipe de su propio desarrollo.