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«Lo más amargo es restringir la presencia de familiares en velatorios y entierros»

Juan José Romero, el oficial jefe de la Policiía Local de Castuera, cuenta como es el labor de los agentes durante el estado de alarma

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Desde que el Gobierno de España decretó el estado de alarma a causa la transmisión descontrolada de contagios por coronavirus, Guardia Civil y Policía Local comenzaron a patrullar por el municipio. Además, las patrullas de control y vigilancia lanzan mensajes a la ciudadanía en los que instan a permanecer en sus domicilios con el fin de tratar de minimizar el riesgo de contagios y evitar la expansión del coronavirus COVID-19.

Juan José Romero González , oficial-jefe de La Policía Local de Castuera, cuenta que «es un trabajo arduo, muy intenso que exige un plus de concentración que además ha cambiado totalmente la rutina diaria. Nuestro trabajo se basa en controlar la presencia de personas en la vía publica en distintos puntos de la localidad, realizar controles en las entradas y salidas del municipio, vigilar los caminos rurales y vi- sitar negocios y empresas para verificar el cumplimiento de la normativa. A modo interno hemos suprimido días de vacaciones y de asuntos propios y se han reforzado los servicios policiales trabajando la mitad de la actual plantilla en todos los turnos de mañana, que es cuando existe una mayor actividad de la localidad».

Operación conjunta

Para llevar a cabo su labor, existe una «operación conjunta y coordinada de todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad presentes en la localidad, me refiero en este caso a Policía Local y Guardia Civil, así como la inestimable colaboración de los servicios de Protección Civil, centrada en la aplicación de las medidas del estado de alarma».

Respecto a la coordinación con el Ayuntamiento y los Servicios Sanitarios comenta que «existen unos excelentes canales de comunicación. Disponemos además de un grupo vía WhatsApp a modo de Junta Local de Seguridad evitando de esta forma reuniones presenciales donde se intenta dar una respuesta coordinada a las nuevas situaciones que pueden ir apareciendo».

En estos días son muchas las situaciones difíciles a las que se tienen que enfrentar, aunque considera que «lo más difícil es el control que hay que tener en velatorios y entierros. Tener que intervenir en esos momentos de dolor y duelo y «restringir» la presencia de familiares o allegados no es «plato de buen gusto».

A pesar de la comprensión ciudadana y de que la «la inmensa mayoría de la población entiende la situación excepcional» hay cierto desgaste, y «en los numerosos controles que realizamos al cabo del día se escuchan algunas excusas de una minoría insolidaria, que producen cierta sensación de desazón, pero sacamos fuerzas de flaqueza como profesionales que somos».

Emoción y satisfacción

Dejando atrás esos momentos de desazón, asegura que «conmueve y satisface a la vez como distribuimos con la máxima solidaridad las mascarillas, guantes o desinfectantes que nos entran a cuentagotas y que en muchas ocasiones son donadas por los propios vecinos que además nos refuerzan y nos hacen sentir muy de cerca el calor de sus aplausos que nos llegan a diario desde ventanas y balcones. Me refuerzan las lágrimas de personas que nos piden que nos cuidemos reconociéndonos a la vez nuestro trabajo y todos los mensajes de ánimos que recibimos incluso por vía internet. Todo ello es un cúmulo de sentimientos que te hace sentir como el más fuerte y susceptible a la vez. Cada día tengo más claro que los verdaderos héroes de todo esto son ellos. Que entre todos lo estamos haciendo bien y lo conseguiremos y que debemos buscar siempre los buenos momentos, que como vemos los malos vienen solos».