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Antonio Becerra aporta color y solidaridad al Materno Infantil

El joven diseñador gráfico de Castuera dibuja mascarillas con destino a la unidad Oncológica Infantil del centro sanitario de Badajoz.

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La crisis sanitaria del coronavirus no solo ha activado el impulso creativo del joven de Castuera, Antonio Becerra, sino también su faceta más solidaria y altruista.

La entrañable acción solidaria protagonizada este joven de Castuera de 21 años de edad y estudiante de diseño gráfico la contó el diario 'Abc' y se gestó en la unidad de Oncología Infantil del Hospital Materno Infantil de Badajoz, cuando a la auxiliar de enfermería, María del Carmen Monterde, se le ocurrió llenar de dibujos las mascarillas que utilizan a diario sanitarios y enfermos con el objetivo de colorear los días de los pequeños y jóvenes luchadores que se encuentran en el área de Oncología Infantil.

Superó un sarcoma

Para llevar a cabo esta iniciativa, la sanitaria se acordó de Antonio Becerra, un antiguo paciente que superó un sarcoma sinovial hace algo más de media década. Según cuenta Becerra, cundo recibió la llamada no se lo pensó dos veces a la hora de aceptar la propuesta de la sanitaria, con la que no ha perdido contacto desde su paso por el hospital. Además, Becerra recuerda que cuando estuvo ingresado, el mismo propuso decorar con dibujos las paredes de la unidad de Oncología, pero finalmente la gerencia del hospital decidió hacerlo con vinilos, y aunque en aquella ocasión su idea no prosperó, en cierta medida es la causa por la que se han acordado de él.

Animales y paisajes

Así, desde que recibió en casa las mascarillas de tela blanca Antonio Becerra se encargó de salpicar el blanco con animales y coloridos paisajes. Mariposas volando, rosas rojas, arcos iris, corazones rojos y veleros navegando por el mar sustituyeron el blanco que los pacientes de estas unidades están acostumbrados a ver. Además, otro componente de esta historia de solidaridad que la hace más emotiva aún, es que las mascarillas que ha dibujado Antonio han sido donadas por la madre de un menor que perdió la batalla contra el cáncer tiempo atrás y que quiso tener un detalle con el centro que se había volcado con él.

«La verdad es que me siento orgulloso de mí mismo. Es algo muy satisfactorio, poder colaborar con una causa como esta y más aún en una situación como la que estamos viviendo, te llena emocionalmente», confiesa Becerra. «Un día a día en un hospital oncológico es 'regular'. Muchos niños desarrollan pánico a los médicos y pienso que en el proceso de mejora de los pacientes tiene mucha importancia que el entorno sea agradable, acogedor, bonito, estimulante y donde un ingreso pueda terminar siendo un gran recuerdo», asegura Antonio.

En sus propias palabras, «con este pequeño gran gesto siento que estoy ayudando a quienes una vez me ayudaron a mí».