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«En los últimos meses me han pedido muchas veces que no me fuera»

El histórico utillero del CD Castuera puso el punto y final a su trayectoria en el club turronero el pasado 8 de noviembre

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Santi lleva una gran parte de su vida vinculado, de una u otra manera, al CD Castuera. Han pasado más de cuarenta años y recuerda que después de colgar las botas y defender la portería del Castuera, primero como juvenil y después en el equipo sénior, el entonces presidente del Club, Manuel Fuentes, le propuso ser utillero. «Fue un poco por casualidad, la persona que desempeñaba estas funciones enfermó y me ofrecieron ser utillero. Y no me lo pensé. Así empecé en el Castuera, sería a finales de los años 70, y hasta la fecha».

Ha conocido a centenares de jugadores, además de a decenas de directivos y al menos a doce presidentes. También ha vivido la época dorada del CD Castuera cuando en las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado el equipo resistió once temporadas consecutivas en la Tercera División e incluso llegó a clasificarse en una ocasión para la Copa del Rey. También ha contribuido a engrandecer al club turronero realizando una labor que no se aprecia desde fuera, pero de la que, sobre todo los jugadores, son conocedores y le están muy agradecidos. «Yo les he tratado siempre bien y he sentido su respeto y cariño. Si te portas bien con ellos te lo reconocen y lo valoran. En los últimos meses me han pedido muchas veces que no me fuera».

La suya era más bien una tarea callada pero trascendental para el funcionamiento diario del club y de la que se siente «muy orgulloso, porque no es fácil estar tanto tiempo realizando un trabajo en el mismo sitio y económicamente a cambio de poco». El secreto para resistir, según explica, es que «te tiene que gustar lo que haces y aunque se pasan momentos duros, con paciencia todo se lleva mejor. Han sido más las cosas buenas que las malas y reconozco que me he sentido feliz haciendo lo que he hecho durante todos estos años».

Santi ha dedicado toda una vida no solo a preparar y a poner a punto cada una de las equipaciones de los jugadores, sino también a mantener en perfecto estado los vestuarios, lavandería, almacén, sistemas de riego, cartelería y hasta el terreno de juego, ya fuera de tierra o de césped natural o artificial. «Ahora hay muchas más comodidades y todo es un poco más fácil. Por ejemplo, cuando el campo era de tierra había que pasar el rulo y marcar el campo con cal, una regadera y unas cuerdas; después, cuando fue de hierba, había que andar replantando y para regar todo campo de juego había que mover los aspersores a mano y marcarlo con cal antes de cada partido. Sin embargo, ahora el riego es totalmente automático porque el campo es de césped artificial».

También recuerda que ha dado muchos masajes y ha tenido que coser muchas botas. «Eran otros tiempos y había más necesidades que comprar botas nuevas».

Todos los jugadores que lo han conocido dicen muchas y buenas cosas de Santi. Las palabras más repetidas son humildad, amistad, alegría, profesionalidad y, sobre todo, saber siempre sacar una sonrisa. «Te tienes que ganar la confianza de los jugadores y estar muy pendientes de ellos y de lo que necesiten. Eso es lo que siempre me ha importado, ser ordenado y tener todo a punto para cuando haga falta; a veces, unas botas usadas de las que guardo en el almacén han sacado a algunos de algún apuro».

Así una temporada y otra y con jugadores de todo tipo. «Ha habido de todo y no se puede generalizar. Ha habido jugadores que ayudan y colaboran y otros que son muy despreocupados y dejan las equipaciones por el suelo. Se lo dices cien veces y por un oído les entra y por otro les sale. Si no hubiera estado pendiente algunos se habrían presentado sin botas o sin medias ni camisetas a algunos partidos».

Su vida siempre ha sido el CD Castuera, tanto en los buenos como en los malos momentos. Siempre ha sido un luchador y así lo demostró cuando una hernia discal lo quedo prácticamente sin movilidad. Su lucha fue tan grande para recuperarse y volver al Manuel Ruiz, que después de recibir el alta médica volvió a ocuparse de todo a los pocos meses.

Una vida dedicada al Castuera por la que ha tenido que renunciar a mucho tiempo con la familia, aunque a cambio se ha ganado el respeto y la admiración de todos, de aficionados, directivos y, sobre todo, de los jugadores que a lo largo de estos años han pasado por el equipo turronero. «Me he quitado mucho tiempo de estar con la familia, fines de semana, cumpleaños, fiestas o viajes, pero me llevo muchas alegrías y la satisfacción de haber trabajado para el mejor equipo del mundo».

Ahora que entre las dolencias y la edad y, sobre todo, la familia, a la que piensa dedicarle todo el tiempo que no pudo antes, se retira, el CD Castuera le rindió un merecido homenaje antes de iniciarse el primer partido que jugó en el Manuel Ruiz en la presente temporada, como reconocimiento a todo un ejemplo de sentimiento por unos colores y dedicación y compromiso por poco o casi nada a cambio.

Santi, además de estar arropado por toda su familia, su mujer, Josefa, sus hijos Santiago y María del Pilar, su yerno José y su nieta Laura, tuvo el calor de exjugadores de distintas épocas, así como la actual directiva con el presidente Antonio Holguín a la cabeza, quien agradeció «todo lo que ha dado por el Castuera durante casi cuatro décadas» y reconoció la figura del utillero como «una persona importantísima para el club, que no siempre está lo suficientemente reconocida y que, sin embargo, son imprescindibles para la buena marcha de los equipos».